Esta es una fase creativa. El arquitecto, con tu colaboración si así lo deseas, atendiendo al programa de necesidades de la primera fase, desarrolla un primer concepto del proyecto, de manera elemental y más o menos esquemática.
Habitualmente se entrega en forma de Anteproyecto, consistiendo en la presentación de planos en planta y alzados con distintas propuestas.
En esta fase se pueden realizar maquetas y/o simulaciones tridimensionales básicas de las propuestas. Para que el promotor, en caso de no estar acostumbrado a leer planos, las pueda comprender mejor.
Lo ideal es que, para proceder a la siguiente fase, optes por una de las propuestas como “diseño definitivo”, aunque posteriormente se podrán realizar modificaciones.
En esta fase el Arquitecto pone a punto a su equipo y desarrolla el llamado Proyecto básico (PB), siempre atendiendo a los requisitos propuestos en fases anteriores.
El PB, como su nombre indica, es un proyecto que no profundiza más de lo necesario que para realizar la solicitud de la licencia. Aunque debe contener, al menos, cierta información de carácter técnico como es:
Al entregar el PB, comienza el proceso de aprobación de la licencia por el respectivo Ayuntamiento.
Si todo sigue su curso, en un determinado plazo que depende de cada Ayuntamiento, se otorgará la Licencia Urbanística y se procederá a la fase 3.*
*Nota: No es extraño que se junten las fases 3 y 4 en una sola.
Bien, ya tenemos una Licencia urbanística o se está tramitando. Ahora al arquitecto le toca seguir trabajando y elaborar el llamado Proyecto de Ejecución.
Es muy importante el grado de detalle y exactitud del proyecto de ejecución pues:
Lo primordial para obtener un precio cerrado al máximo con un constructor es contar con un proyecto que defina, al detalle, cada sistema constructivo y material en cada milímetro del mismo.
Esto implica también que las mediciones tengan una afinidad del 100% con los planos para que no haya problemas en el futuro y para que el diseño sea completo. Lo cual no implica un proyecto caro, pero la experiencia nos dice que para construir algo bien, caro o barato, hay que tener un buen proyecto. Esto es fundamental y es realmente nuestra especialidad en AM Arquitectura.
En esta fase también escogerás al famoso Arquitecto Técnico o Aparejador, quien será responsable ante de la Dirección de Ejecución.
En la práctica, tanto las constructoras como los estudios de arquitectura te ofrecerán este servicio aunque, como consejo, te recomendamos que contrates a un aparejador que no esté vinculado a ninguno de ellos.
Fase delicada donde las haya, en ella deberás escoger un constructor para tu obra.
El arquitecto, si así lo habéis acordado, podrá colaborar en esta fase. Ayudando en el análisis de la capacidad técnica de los diferentes candidatos, así como en el análisis del presupuesto y plazo para la concreción de la obra.
Después de muchos años no nos cansamos de recordar a nuestros clientes que el precio no siempre es el factor más importante.
Más bien, la clave está en aunar un amplio conjunto de factores para los cuales no siempre el promotor está cualificado.
Al fin, última fase, en la que se materializa todo el trabajo realizado hasta aquí. Ten en cuenta que la certificación de que tu proyecto se cumple a rajatabla es deber de tu arquitecto y de tu aparejador.
En esta fase, el papel del arquitecto tiene bastante amplitud. Desde la aclaración de las dudas del constructor en la interpretación del proyecto, la facilitación de informaciones complementarias al proyecto elaborado, hasta ayudar al propietario en la verificación de la calidad de los materiales y de la ejecución de los trabajos.
Como colofón al proyecto y a su construcción se redacta un documento llamado “Certificado de final de obra”. Una vez firmado y aprobado… ¡se dan por concluidos los trabajos y se certifica que el edificio está listo para su uso y disfrute!
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